El funcionamiento de los 5 sentidos de los gatos
Cómo influyen en su comportamiento y bienestar
Los gatos son seres extraordinarios, y su capacidad para interactuar con el mundo a través de sus sentidos es asombrosa. A continuación, exploramos cada uno de sus cinco sentidos y cómo estos influyen en su comportamiento y bienestar.
* Vista.
La vista de los gatos está hecha para la noche. Pueden ver hasta seis veces mejor que nosotros en la oscuridad gracias a sus ojos sensibles a la luz. Detectan movimientos con gran precisión y pueden ver luz ultravioleta, algo que los humanos no percibimos.
Aunque ven bien en tonos azules y verdes, tienen dificultad para distinguir rojos y rosas. De día su visión es menos nítida, y además son miopes: enfocan mejor de cerca que de lejos.
Y un dato curioso: tienen un punto ciego justo debajo de la barbilla. Así que, aunque parezca que lo ven todo, un ratón veloz podría escabullirse por ahí sin ser visto.
* Oído.
El sentido del oído es uno de los mayores talentos del gato. Pueden detectar sonidos en un rango de frecuencias que va de los 48 Hz a los 85 kHz, mucho más amplio que el nuestro. Esta sensibilidad les permite oír presas que para nosotros son completamente silenciosas y comunicarse con otros gatos mediante distintas vocalizaciones.
Sus orejas en forma de cono actúan como antenas parabólicas: amplifican el sonido y les ayudan a localizar con precisión su origen. Incluso el crujido de un papel puede activar su instinto curioso. No es casualidad: su oído ha evolucionado para ser una herramienta clave en la caza y la supervivencia.



* Olfato.
El sentido del olfato en los gatos es significativamente más desarrollado que en los humanos; tienen alrededor de 200 millones de receptores olfativos en comparación con nuestros 5 millones. Este sentido les ayuda a identificar alimentos, reconocer a otros animales e incluso tener una idea del estado emocional de otros gatos. Los gatos utilizan su olfato para explorar su entorno y comunicarse.
El poder de un gato para detectar olores supera los sentidos Con células casi 40 veces más sensibles al olor de las que posee nuestra nariz humana, el sentido del olfato de un gato es un mecanismo maravillosamente intrincado que algunos investigadores incluso clasifican como superior al de los perros. No es de extrañar entonces que un gato dependa más de lo que puede oler que de lo que ve para descubrir su entorno. Desde el vínculo madre-gatito hasta la caza (identificando a sus presas mucho antes de que estas sospechen que hay algún peligro), el apareamiento y la exploración de los alrededores, el sentido del olfato de un gato es la herramienta en la que más confía para obtener información vital
* Gusto.
Aunque los gatos solo tienen unas 470 papilas gustativas (frente a nuestras 9,000), son muy selectivos con lo que comen. No pueden saborear lo dulce debido a su naturaleza carnívora y la ausencia del gen que detecta ese sabor. Prefieren los sabores salados y umami, típicos de alimentos ricos en proteínas.
Su sentido del gusto es limitado, pero lo compensan con un olfato altamente desarrollado. También tienen una fuerte aversión al sabor amargo, ya que lo asocian con algo tóxico. Por eso, sustancias como el limón o el café los repelen, y a menudo se usan aerosoles amargos para evitar que muerdan muebles o se laman heridas.
Un dato curioso: si parece que tu gato disfruta de un pastel, probablemente no es por el azúcar, sino por la grasa que contiene.
* Tacto.
El sentido del tacto es clave para los gatos, y sus bigotes son los protagonistas. Funcionan como sensores de precisión que les ayudan a medir espacios, detectar cambios en el entorno y moverse con agilidad incluso en lugares estrechos. No solo los tienen en el rostro: también hay bigotes en sus patas delanteras, esenciales para atrapar presas con precisión.
Además, los gatos tienen receptores táctiles en la nariz, las patas y hasta en el pelo. Gracias a esto, pueden percibir el entorno con gran detalle… y por eso disfrutan tanto de las caricias.