La leishmaniosis en perros
Qué es, cuáles son sus síntomas y cómo prevenirla
La leishmaniosis en perros o canina es una enfermedad infecciosa causada por el parásito protozoo Leishmania infantum, que se transmite principalmente por la picadura del mosquito flebótomo, y por la respuesta del organismo del perro ante esta infección parasitaria.
Puede afectar a cualquier raza, aunque es más común en perros grandes y jóvenes. La evolución de la enfermedad depende del sistema inmunológico del animal.
La leishmaniosis puede presentarse de manera muy variable según el estado de salud del perro y el avance de la enfermedad. Algunos perros muestran síntomas evidentes, mientras que otros pueden estar infectados sin presentar signos clínicos durante mucho tiempo.
Síntomas iniciales (más comunes)
⚪️ Problemas dermatológicos: heridas que no cicatrizan, úlceras, zonas con pérdida de pelo (especialmente en orejas y alrededor de los ojos).
⚪️ Atrofia muscular y pérdida de masa corporal.
⚪️ Cansancio o apatía, con pérdida de interés en el juego o el paseo.
⚪️ Fiebre intermitente.
⚪️ Cojera sin causa aparente.
⚪️Ojos llorosos, inflamación de párpados o secreción ocular excesiva.
Síntomas más avanzados o específicos:
⚪️ Onicogrifosis: crecimiento excesivo y anormal de las uñas.
⚪️Inflamación de ganglios linfáticos.
⚪️ Alopecia localizada, especialmente en zonas sensibles.
⚪️ Pérdida de peso progresiva, aunque el perro mantenga el apetito.
⚪️ Hemorragias nasales.
⚪️ Alteraciones renales y hepáticas (en estados avanzados), que pueden derivar en insuficiencia orgánica y, si no se trata a tiempo, en la muerte del animal.



Prevención de la leishmaniosis canina
Prevenir es fundamental, sobre todo en zonas donde el mosquito transmisor es frecuente (zonas cálidas y húmedas, primavera y verano).
1. Uso de repelentes.
Como collares antiparasitarios, pipetas o sprays con efecto repelente contra el mosquito flebotomo. La aplicación debe ser regular y correcta según el producto. Además, es esencial en épocas de mayor riesgo y en zonas endémicas.
2. Vacunación.
Se puede aplicar a partir de los seis meses de edad. No evita el contagio, pero sí ayuda a reducir la gravedad de la enfermedad si se produce. Hay que tener en cuenta que solo se administra si el perro da negativo en un test serológico previo. Y debe usarse junto con repelentes.
3. Refuerzo del sistema inmune.
Con fármacos como la Domperidona (Leishguard), que fortalecen la respuesta inmunitaria. Esto aumenta la capacidad del organismo para luchar contra el parásito. Además, puede usarse como complemento a otras medidas preventivas.
4. Revisiones veterinarias y test periódicos.
Se deben realizar análisis de sangre cada seis meses, especialmente si el perro vive o viaja a zonas de riesgo. Detectar la enfermedad a tiempo mejora el pronóstico y facilita un tratamiento eficaz.
📌 La leishmaniosis canina es una enfermedad grave, pero con prevención adecuada, diagnóstico temprano y tratamiento correcto, muchos perros pueden llevar una vida larga y de calidad. Proteger a tu mascota está en tus manos.